domingo, 8 de septiembre de 2013

Día a día a la deriva

¿Por dónde empezar? Las cosas han cambiado sin cambiar. Me muevo sin cambiar de posición. 
A menudo tengo sueños inquietantes, despierto sobresaltada, con un gusto extraño. Aparecen personas diciéndome que están decepcionadas de mí, que estoy perdiendo mi rumbo. Sueño que peleo con David y despierto con una ansiedad extraña. 
Momentáneamente no me siento capaz de tomar decisiones. Me asusta equivocarme, pero sobre todo me asusta arrepentirme. No quiero sumergirme en un mundo superficial de etapas predispuestas de estudio, trabajo y relaciones estructuradas, en donde para vivir ciertas experiencias necesitas haber vivido previamente otras. Tengo un deseo febril de salir del sistema, de probar cosas nuevas y estimulantes, de ser feliz ahora, no mañana después de la prueba de tal ramo, ni el viernes por el inicio del fin de semana. Me desalienta pensar que sólo es correcto tener albedrío en vacaciones, cuando estas exento de obligaciones escolares o laborales. El vivir esperando un punto en donde se comience a vivir me ahoga. La sociedad esta perdida estresandose por cumplir con una agenda organizada en base a estructuras como el tiempo. Hoy en día todo es medido. ¿Por qué? En un principio fue necesario estructurar todo para ordenarlo y cumplir metas colectivas, pero ahora seguimos usando esos parámetros sin pensar qué significan realmente. Una hora, días, meses, años, el tiempo no existe, es tan solo un espacio más, otra dimensión. Y regreso a mi tesis, vivir ahora. ¿Qué significa esto?
Tengo miedo, miedo de vivir en base a aparatos de medición, de tener que hacer las cosas cuando se espera que las haga. Las personas esperan que no cometamos ciertos errores y nos ponen reglas, homogenisando a todos los individuos. ¿Acaso equivocarse y cometer errores es malo? Se nos dice que de errores se aprende, pero que no cometamos  esos errores. Es como decir tomando agua se sacia la sed, pero no debes tomar agua. Una contradicción en si misma. Se estructura una sociedad y se llama a los individuos a ser de determinada forma para que encajen en ella. ¿No debería ser al revés? Debería estructurarse partiendo de los deseos de los individuos, no obligarlos a seguir una vida. Es más fácil obligar a diferentes piezas a encajar en un puzle predeterminado para ellos que armar uno nuevo según sus formas. Y es ahí donde radica el problema, es el deseo de aferrarse a viejas estructuras en vez de crear nuevas, o siemplemente deshacerse de ellas.

Siento ansiedad, me asusta querer. Es fácil decir te quiero en una situación de cariño, donde sientes que aprecias a la persona que tienes a tu lado. Pero, querer, de verdad querer a alguien... En un principio tenía más o menos las cosas claras, una pequeña estructura (¿Irónico no?) en dónde saldría bien de un aprendizaje, en dónde aprendería a tener una relación de pareja. Pero los sentimientos tenían sus planes propios. Tengo la convicción de que cuando conoces a una persona no puedes juzgarla, por el hecho de que la entiendes y te pones en su posición. Para alguien que acostumbra tener el control, es difícil "dejarse llevar". Es dar ese paso de darle parte de ti a alguien, es una herida que esta constantemente abierta, necesitas que la otra persona te apoye, te entienda, que simplemente esté ahí para ti como tu estas ahí  por ella. Amar es entregar sin recibir nada a cambio, es apostarlo todo, es liberarte de las ataduras de la cordura y permitirte sentir. Es difícil aceptar que simplemente no eres completamente compatible con tu pareja. ¿Cómo puedes entregarte si sabes que hay ámbitos en los que simplemente no serás retribuido y no serás capaz de retribuir a quien quieres? Las relaciones humanas son complicadas, sobre todo las amorosas. Es una constante pelea de control y poder. Ninguna de las dos partes desea quitarle el poder al otro porque le desea lo mejor, pero inconscientemente cada uno intenta ser quién tiene el control de la situación. Ese equilibrio de cariño es casi imposible de lograr. En la gran mayoría de los casos, diría todos pero no tengo la información suficiente como para generalizar a tan grande escala, hay una persona que da más. Esta persona puede no siempre ser la misma. En un inicio puede que sea uno quien da más en su relación, quién lucha por su pareja con más fuerza, pero puede que luego se gane el "premio" de su amor o cariño y tras haber alcanzado la meta inconscientemente su atención hacia esa persona disminuirá y será la pareja quién se dedique a atraer su atención. Me da miedo ser la que "quiere más"... Con los sueños que he tenido esta ansiedad ha aumentado, siento que David se despide de mí y no quiero decir adiós. No creo en el olvido, ni en borrar el pasado por un futuro, por lo que despedirme de alguien no es algo que este en mi mente. Siento que los roles se cambiaron y que para volver al equilibrio tengo que alejarme. Es un simple principio explicado por la física, los cuerpos ejercen una gravedad, si uno se aleja tiende a acercar al otro, y en el caso de las parejas, al estar unidos por el cariño hace que quién se aleja atraiga al otro hacia sí. Necesitamos esa energía que nos otorga la otra persona, porque nosotros le estamos dando parte de la nuestra. Es extraño el mundo de las parejas. Por un lado deseas estar con esa persona, pero también mantener la independencia, aún más cuando no hay nada que los mantenga unidos "pase lo que pase" porque sin darte cuenta vas uniendo tu mundo al de tu pareja y si te separas de ella te quedas flotando en el vacío por haber dejado de lado tu propio mundo. Sin rodeos, metáforas ni terceras personas, me da miedo querer a David, esa incertidumbre que por un lado es emocionante también me roba la energía. Muchas veces siento que me falta una parte de mí y deseo estar con él para completarme, pero no podemos estar siempre juntos, siempre felices, siempre el uno para el otro...  Lo quiero, y eso me gusta y me asusta al mismo tiempo. Es vivir a la deriva, sin saber si mañana pasará algo que nos separe o que nos una más, es sentir sin la certeza de que la otra persona siente lo mismo. Él dice que me quiere, pero cómo sé yo que eso es verdad... O si nos queremos de la misma forma, cómo sé yo la intesidad y sobre todo la profundidad de ese "te quiero". Supongo que lo único que sé es que él también tiene esa incertidumbre, y que sobre ella, sobre ese vacío, ese "nada", estamos los dos, unidos. Es ese sentimiento de que no puedes estar lo suficientemente cerca de la otra persona, esa ansiedad de saber que le puede pasar algo. También me da miedo de que cambie de opinión... ¿Qué pasa si de un día a otro se enamora de otra? O si sus sentimientos cambian y sólo sigue conmigo por compromiso... Lo que me mantiene calmada ahora es el conocimiento de que el que no arriesga no gana y que todo es parte de la misma magia, de esas vibraciones de alta frecuencia fuera de nuestro entendimiento a las que se les dice amor.